
VIDA NUEVA
Estamos acostumbrados a ver mujeres embarazadas, niños venir al mundo, animales parir, plantas germinar y crecer... Es algo natural y probablemente sucede millones de veces al día en todo el mundo.
¿Y no es increíble? A mí siempre me lo parece. No deja de alucinarme que de una celulita, previamente fecundada,
se forme un ser vivo complejo. A pesar de que estudié biología y embriología me sorprende cada vez.
Vida nueva
La increíble belleza y magia de la naturaleza
Aún recuerdo lo increíble, alucinante, prodigioso, extraordinario, desbordante, embargante, maravilloso y conmovedor que me pareció que dentro de mí creciera un bebé, de mi sangre, de mi ser, mi hijo.
Y luego ver, por fin, esa mini carita, que era de verdad, con ojos que se abrían y se cerraban, esos mini deditos que se movían, esa naricita perfecta, esa boquita perfectamente perfilada, con esa capacidad pulmonar que algunos quisieran. Y además, se parecía a .... no, a mí no se parecía demasiado.
Para mí sigue siendo el mayor y el más bello de los misterios.

Photo by Polina Tankilevitch from Pexels
Me volvió a parecer igual de alucinante cuando sentí a mi segundo hijo moviéndose dentro de mí. Y si hubiera tenido diez hijos más, estoy segura de que me hubiera parecido increíble cada una de las diez veces posteriores. Pero hoy no escribo para hablar de mis hijos.
Hoy estoy emocionada de haber creado vida... y de que haya sobrevivido. Pero esta vez todo empezó en unos pequeños tarros de cristal.

Una de las cosas de la que me siento orgullosa de haber hecho durante el confinamiento motivado por el Covid-19 es haber creado vida nueva. También una de las poquísimas que hecho durante estos meses, a parte de trabajar y alimentar a mis retoños, cosa que debo agradecer, sin embargo.
La historia empezó un día al ver un vídeo de trucos que me encantó (cuando lo encuentre lo pondré aquí), y me puse manos a la obra con algo que llevaba tiempo queriendo hacer, que era plantar semillas de tomates, limones, aguacates, y todo lo que tenía en la nevera.
Casi era más por la ilusión de conseguir crear esas plantas a partir de la semilla de los frutos (seguramente por lo increíble que me parece que suceda) que por los frutos que puedan llegar a dar o no, aunque si lo hacen será el summum para mí.
Pero hoy me he emocionado especialmente, quizá porque hoy los he transplantado a una maceta grande, las mayores que tengo, como si, de algún modo, hubiera dado por concluída la fase delicada, la de la crianza dura en la que tienes el alma un poco en vilo por lo que pueda pasar. Y están preciosos.
Tengo que admitir que mi ilusión se ha visto momentáneamente menguada por mis hijos. Al enseñarles entusiasmada el resultado final, han dicho "uau, ¡qué pasada!, adiós" todo en la misma frase. Podría haber sido peor... eso seguro.
Además, hoy tenemos un amiguito de mis hijos en casa, con lo que ellos están tan contentos y entretenidos que no me necesitan, y esto me ha permitido escribir en un ratito esto que cuento, y que me apetecía.
Confío en que, aunque hoy ellos no tuvieran mucho interés, la semillita de lo que han estado viendo estos meses y lo que suceda a partir de hoy, engendre en ellos igualmente el gusto por las plantas, por crear o, al menos, cuidar. En mi caso mi madre ha tenido mucho que ver en ello.
EL PROCESO
Todo empezó el 3 de mayo con un trabajo del cole, que era plantar algo. Afortunadamente, y como me gusta tener plantas, tenía tierra y, casualmente, también semillas de perejil. Así que lo hicimos en un momentito sobre una caja de madera.
La tierra no era la más apropiada y las semillas las tiramos sin medida ni concierto, pero increíblemente empezó a salir el primer brote 2 semanas después. ¡Qué maravilla verlo tan verde y con tantas ganas de crecer!


Luego salieron muchos más, y al final tenía un mini jardín repleto de pequeños tallos de perejil, pero no estando en el tiesto adecuado, no pasaron de junio.

9 días después
Ese mismo día en que planté el perejil, es cuando decidí que quería germinar semillas de todo lo que tenía en la nevera. Y como mi memoria deja un poquito que desear, debo decir que lo que planté en un tarro de cristal de yogur no era lo que me tiene tan entusiasmada, acabo de darme cuenta buscando las fotos, pero eso no es lo importante.
El caso es que quería mis plantitas e intenté germinar limones, tomates, ajos y un aguacate.


También intenté conservar las raíces de algunas plantas silvestres que recogí el primer día de paseo con mis hijos tras el confinamiento... en los tarros de cristal de yogur, ahora sí.
Las plantas silvestres duraron unas semanas más después de trasplantarlas a una maceta, pero no les gustó mi terraza, seguramente por eso son "silvestres".
Los ajos nada y el aguacate tampoco germinó. Pero "quiero mi plantita de aguacate", así que volveré a intentarlo.
Las semillas de limones sí germinaron y los pequeños limoneros son mis niños bonitos, junto con las tomateras, y el motivo de mi alegría hoy.
PRIMEROS BROTES

Brotes de tomatera (4 semanas)

1 día más

5 semanas

Brotes de limoneros (4 semanas)

9 semanas

12 semanas
EL RESULTADO
Hoy, algo más de tres meses después, mis niños vegetales están así.

Mi pequeño limonero (3 meses)

Algunas de las tomateras (3 meses)

REGALO INESPERADO
Por cierto, ha aparecido esta plantita en uno de mis tiestos, pero no tengo ni idea de lo que es. Tendré que esperar a ver si lo descubro en un tiempo.... o no.

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