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Ayer dejé de fumar y hoy ya llevo diez

Ayer dejé de fumar y hoy ya llevo diez

Hipnosis para dejar de fumar. Ayer dejé de fumar y hoy ya llevo diez

Ayer dejé de fumar y hoy ya llevo 10 cigarrillos. ¿Y cómo se come ésto? No pienses mal, no, no me los he puesto en la boca sin encender, no he hecho barquitos con ellos, ni una casita ni nada similar. He hecho lo más normal en mi estado emocional: Me los he fumado.

Darío, no me mates! Bueno, sé lo que me dirías, «la que te estás matando eres tú, es tu cuerpo, tu salud” y sé que tienes razón. Y todo lo que te diga son excusas. Pero creo que se cuál ha sido el problema. Déjame que te cuente.

Después de varias semanas desde que pedí cita, ayer era el día. Y estaba animada. Contenta de quitarme por fin un lastre que llevo arrastrando muchos años, de gastarme dinero, de ser esclava del tabaco, de gastarme dinero, de perder salud, he dicho ya que gastándome mucho dinero? y todo lo demás. Pero también estaba algo cagadilla por si no era capaz.

Pero tenía mucha fe en ti, más que en mí. ¿Por qué? porque se trataba de una terapia de hipnosis. Por una vez me había decidido a pedir ayuda, pensé que conseguirías meterme en este coco cabezota lo que yo no consigo por no dedicar tiempo suficiente a mentalizarme. Por no dedicarme tiempo a mí. Mi vida es algo complicada y estresante en estos momentos. Lo sé… otra excusita.

Así que, una vez cerré el portátil de trabajo sobre las 16 horas, y teniendo por delante un par de horas hasta el momento señalado, pensé en relajarme, para variar, prepararme un poco mentalmente, cosa que últimamente no va conmigo y no porque no quiera.

Contaba con el apoyo de todos, especialmente de una amiga que me envió un mensaje de voz por la mañana dándome fuerza y diciéndome que estaba segura de que lo iba a conseguir. Entonces pensé en que tengo unas pastillas estupendas, que rara vez tomo, para relajarme y que me recetaron para dormir cuando estoy muy acelerada, que es casi siempre. Decidí tomarme una.

Al rato de tomármela, me encontraba algo más relajada pero no suficiente, y decidí tomarme otra, por si acaso. Temía no entrar en el estado de hipnosis adecuado si no estaba suficientemente relajada y no estaba dispuesta a desaprovechar la sesión.

Mientras llegaba la hora, un buen amigo se empeñó en llevarme y acompañarme, a pesar de que iba a tener que esperarme durante dos horas. Nunca he querido que nadie me acompañe a ningún sitio, ya se trate de médicos o de compras, porque no lo necesito y porque no me gusta hacer perder el tiempo a los demás por mí.

Pero en esta ocasión, no me dejó mucha opción y me vi incapaz de rechazar su oferta, ante su determinación de acompañarme. Negarme habría rayado la mala educación y en el fondo agradecí tal predisposición. No estoy acostumbrada. Por otra parte, también me apetecía la cena que vendría después. Es un amigo al que no veo a menudo.

Así que me recogió veinte minutos antes. A esas alturas, las pastillitas debían haberme hecho efecto porque estaba muy contenta y la posibilidad de llegar un poquito tarde no me estresaba lo más mínimo, lo que no es muy normal en mí a estas alturas de mi vida porque me gusta ser muy puntual. Menos mal que sólo llegamos 5 minutos tarde.

Una vez en la sesión, charlamos durante una media hora más o menos (supongo que es muy frío empezar a hipnotizarte directamente), y al rato de estar en plena terapia de hipnosis, en la que estás totalmente consciente (en realidad se trata de una hipnosis flojita, por decirlo de alguna manera, una relajación profunda), mi pensamiento se fue. 

Y la cuestión es que no recuerdo dormirme tal cual, no noté la sensación del despertar. Así que, no sé si la hipnotización se me fue un poco de las manos (o más bien a él), o tenía tal relax que me dormí en un estado muy poco profundo. También es probable que mis pensamientos divagaran y se fueron a dar una vuelta sin permiso, como me pasa de vez en cuando.

Lo curioso es que no recuerdo nada de esos periodos y desde luego no sé lo que duraron. Mi conciencia se fue del todo. ¿A dónde? ¿cómo? no lo sé. Sólo sé que de repente, y me pasó hasta tres veces en la sesión, era consciente de que él esperaba una respuesta de mi parte. Es decir, decía algo así como: ‘si … (condicional), asiente’. Y, maldita sea, yo no recordaba lo que me había dicho antes de eso, así que no sabía a qué se refería.

La primera vez le dije que me había perdido, pero las siguientes me dio vergüenza o dejadez o las dos cosas, no sé bien, así que asentí… a saber a qué. Espero que no me estuviese pidiendo algo raro. Es broma, confío en él. No sé si estaba tan hipnotizada que no me había enterado o las dichosas pastillas habían hecho que me durmiera. Y me temo que fue esto último. Vaya desastre.

Más tarde y después de la sesión, nos fuimos a cenar. Me hizo mucha gracia y a la vez sentí una gran ternura, al darme cuenta de que su interés en acompañarme y su preocupación era por si después de la sesión no podía volver sola a casa, como si la hipnosis fuera como una droga o algo similar. O a lo mejor lo disfrazó así, porque es un hombre mucho más inteligente que yo, y sólo intentaba evitar que recayera en el tabaco nada más salir de allí, hmm…

Lo cierto es que no tenía mono físico, el más exigente a corto plazo, y que me hace estar muy, muy irritable, con lo que estaba animada, pero sí empecé a sentir el mono psicológico. Conseguí aguantarme. Pero me pasó algo curioso: después de cenar, no conseguía tener los ojos abiertos. Increíble, creo que es la primera vez en mi vida que me duermo sentada, mirando a mi interlocutor. Pero de una manera muy rara.

No recuerdo que se me inclinase la cabeza o que notara que me iba a dormir, fue exactamente como en la sesión, salvo que en la sesión estaba tumbada y con los ojos cerrados. La misma sensación, de repente me daba cuenta de que tenía los ojos cerrados.

Mi amigo me devolvió a mi casa, qué remedio en ese estado, y a las once de la noche me dejé caer literalmente en la cama, alucinada pues desde que me separé, no suelo tener sueño antes de la una de la madrugada, a pesar de levantarme temprano. Benditas pastillitas que me han hundido la terapia. Está claro que la culpa no es mía, ¿no?.

Y no sólo eso, tengo pendiente preguntar a mi amigo dónde fuimos a cenar porque ni siquiera lo recuerdo…

En resumen, una cagadita más. Y ahora me toca ‘no volver a fumar‘, como dice Darío, no sólo porque le he dicho a todo el mundo que lo dejaba, o porque he pagado la terapia, que es casi lo que me gasto en un mes de tabaco, sino porque por primera vez estaba decidida a hacerlo. Bueno, y la honrilla también se resiente. Además, en estos asuntos, el número de derrotas es directamente proporcional al temor de sufrir en el siguiente intento.

Pero no te preocupes Darío, que después de fumarme durante el día de hoy 13 cigarrillos, a causa también de otro amigo que me ha hecho sentir mal, me fumo el último del lamento por todas las pérdidas y me voy a poner ahora mismo tus audios, a ver si me entran mejor en este cerebrito mío, ¡porque ni los cigarros ni mi ex amigo van a poder conmigo! Esta vez yo tengo que ser más fuerte. Y, sólo después de los audios, me voy a tomar una de esas milagrosas pastillitas que a partir de ahora voy a llamar «para olvidar».

Una cita, de autor desconocido para mí, que siento como mía en estos momentos:

» Un día intenté dejar de fumar. Otro día intenté dejar de pensarte. Y aquí estoy jugando con el humo y escribiendo sobre ti».

Y otra para rasgarme la conciencia y que espero poder decírmela pronto a mí misma:

«Te felicito por dejar tu vida en tus manos, y no en la de un cigarro.»

Historia a parte, la vez que dejé de fumar más tiempo, y lo más importante, "no tenía ninguna gana de fumar", fue con este libro, por si te interesa.


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5 comentarios en “Ayer dejé de fumar y hoy ya llevo diez

  1. Se requiere de mucha fuerza para hacerlo, las recaídas vienen y van hasta lograrlo de todo, te felicito por narrar algo tan personal y difícil, me atrapaste hasta el final, pues me siento muy identificada…..

    1. Te agradezco mucho tus palabras Carolina. Fue la decisión más difícil de mi vida, pero necesaria. Compartirlos creo que nos ayuda a muchos y, para mi también fue una necesidad. Muchas gracias por compartir también los tuyos.

      1. Ostrás, creía que este comentario era del artículo de Oxígeno.. ja ja ja. Esto todavía no lo he conseguido.

  2. Eres muy valiente

    1. Gracias. Tengo a quién parecerme y es alguien que me ha escrito este comentario.

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